Boda Erika y David

Bodas / 2 noviembre, 2019

Una vez que ya habían decidido casarse, con todos los preparativos en marcha, me escribe la novia y me cuenta una pequeña gran novedad. En la boda ya no iban a ser dos protagonistas, si no tres: Erika, David, y un bebé que estaba en camino y que ni siquiera lo sabían cuando reservaron la fecha. Así que si ya estaba ilusionada con esta boda, todavía más al vivir los meses previos con embarazo y llegada de Abril incluidos. Y eso hizo que esta boda tuviese un sentimiento desbordante, el que hay entre los novios, y por supuesto el amor y la ternura infinita hacia su pequeña.

Todo lo hicieron a su manera, sin protocolo y con mucha personalidad. Decidieron cambiarse juntos, en su casa, Erika ayudaba a David y viceversa, y entre ambos vistieron a Abril y llegaron al palacio Larrinaga los tres a la vez, y allí se pusieron a saludar a todo el mundo antes de la ceremonia.

Nos hicieron reír, llorar y emocionarnos en los discursos de los amigos, nos hicieron disfrutar cuando la novia y su hermana se pusieron a recordar coreografías que bailaban de pequeñas en el momento en el que Erika le regaló el ramo de novia, nos hicieron conocerles más a golpe de carcajada en el juego de levantar los zapatos de los protagonistas para responder a algunas preguntas, y hasta nos hicieron pensar en un reto matemático para conseguir el regalo por parte de algunos amigos. Pero si hay algo que me puso la sensibilidad a flor de piel, eran esos momentos íntimos con Abril. La delicadeza al darle el pecho o el maravilloso ratito en el que se acercaron a ver al abuelo de Erika, que no había podido ir a la boda, y se plantaron los tres en su casa para darle un beso . Cada vez que lo veo en las fotos, me sigo emocionando.

Este es el resumen de todo lo que vivieron David, Erika, Abril y el resto de invitados. Gracias también a Nico Bonet y Raúl Bejar por acompañarme y sumar su visión a esta boda!