Hay bodas en las que me siento totalmente afortunada de ser la fotógrafa elegida, porque cada momento, cada instante, me transmite una imagen bonita y casi que no quiero ni pestañear, para no perderme nada. Esta es una de esas bodas que sé que siempre me traerá buenos recuerdos. Para empezar, nunca había fotografiado una boda del Camino Neocatecumenal, y eso me hizo vivirla con la curiosidad del que ve algo por primera vez. La eucaristía se convirtió en una fiesta plagada de cantos, música en directo, discursos y ritos como cubrir a la pareja con un manto o bailar todos alrededor del altar principal para finalizar la ceremonia. Tras los besos, saludos y abrazos, fuimos a hacer algunas fotos al Pilar y luego a celebrarlo todo al Gran Hotel, donde mantearon al novio, se inventaron un hilarante concurso de fotos en cada mesa y transmitieron minuto a minuto ese cariño y complicidad con todos los invitados.

Gracias a mi querida Anna Moshi, por sumar fotos bonitas a esta boda! Aquí algunas de mis favoritas del gran día de Ana y Eduardo:

Ana y Eduardo. 8 de junio de 2024.