La actitud de Carlota fue un derroche de energía desde el primer minuto. Era observarla y tener ganas de comerse el mundo. Por ejemplo cuando lanzaron kilos y kilos de arroz a los novios, lejos de protegerse y bajar la cabeza, Carlota sacaba pecho y gritaba «¡Aquí estoy, venga, más arroz!». Cuando se encontraron el coche nupcial lleno de globos a la salida de la iglesia, le faltó tiempo para lanzarse a explotarlos sin parar de celebrarlo todo. Que alguien gritaba «¡Que se besen!» durante el convite, pues ya estaba Carlota encima de la silla. Y esa forma de disfrutar de cada instante de todo lo que pasaba, era tan contagiosa que hizo que todo el mundo mantuviera la sonrisa de principio a fin.

Jorge por su parte, demostró ser el compañero perfecto. Pendiente de ella, de los invitados y de disfrutar también cada momento. Que surgía un manteo improvisado, pues a dejarse llevar. Que le pedían un baile en concreto para superar una prueba, pues sin pensárselo dos veces. Que sacaban la tarta, pues a bocaos que se lanzaron ambos a por ella.

Pero no fue lo único que me encantó de esta boda. Qué preciosidad oír a Carlota cantar por sorpresa en plena ceremonia y ver a Jorge emocionado cogido de sus manos. Qué espectácular su entrada al cóctel en el 600 disparando pompas de jabón. Y qué majísimos los familiares, amigos y el resto de invitados que estuvieron de diez!

Aquí va un resumen en fotos de mis momentos favoritos, que son muchos! El gran día de Carlota y Jorge:

Carlota y Jorge. 27 Abril 2024

Ceremonia: Iglesia San Antonio de Padua

Celebración: Habitat Sella

Maquillaje y peluquería: Oliver y Goretti

Video: Obtura video

Fotografías: Beatriz Pitarch

Segunda fotógrafa: Anna Moshi