Organizar una boda siempre es complicado, pero hacerlo en tiempos de pandemia, se convierte en una montaña rusa en la que todo es incertidumbre. María y Hector se iban a casar en mayo, cuando todavía permanecía el estado de alarma y la recomendación era no salir de casa. Dadas esas circunstancias, decidieron aplazar su enlace, pero lo que no imaginaban tantos meses después, es que la nueva normalidad  no era tan normal como esperaban. Así que ante la duda de volver a aplazar o lanzarse a por el «sí, quiero», apostaron por el amor y por hacer una boda con distancia de seguridad, con mascarilla y con lo que hiciera falta, pero poder celebrar los momentos bonitos de este año, que a pesar de todo, los hay. Y su historia de amor es uno de ellos.

Conocí a Hector y María como invitados en algunas de mis bodas favoritas como la de David y Estela o la de Jose Carlos y Lucía, puesto que forman parte del mismo grupo de amigos. Y cuando María me dijo que eran los siguientes en casarse y que contaban conmigo para las fotos, no me pude poner más contenta. Porque ya sabía de antemano que iba a ser una gran boda, que iba a haber mucha complicidad, risas, cariño, que los amigos se iban a esforzar en sorprender a los novios y en hacerles sentir a gusto y que los novios iban a hacer lo mismo por ellos y por el resto de invitados. Y así fue.

Muchos guiños a «Star Wars» (los gemelos del novio, la música al entrar a la iglesia, las espadas láser o las invitaciones, por ejemplo), un recuerdo precioso a sus abuelos a través del ramo de novia o unas nubes de fuego espectaculares para terminar el día, que aparecieron como por arte de magia, fue parte de lo que más me gustó en esta boda. Eso y los protagonistas, claro. Aquí va el resumen del gran día de María y Héctor:

María y Héctor. 15 Agosto 2020

Ceremonia: Parroquia de Santiago el Mayor, Zaragoza

Celebración: Finca La Alquería, Zaragoza

Fotografías: Beatriz Pitarch