Boda María y Manuel
Esta ha sido la última boda que he fotografiado con normalidad antes del cierre de todos los restaurantes y salones para eventos. Nadie se imaginaba que apenas unos días después, la pandemia iba a obligar a todo el mundo a quedarse en casa. Pero las semanas previas se celebraba el amor con ilusión, con besos y con abrazos, con contacto físico y sin pensar demasiado en lo que vendría después. Así que mi compañera Silvia y yo afrontamos esta boda como siempre, con entusiasmo, con ganas y con toda la energía del mundo. Y esa energía nos la devolvieron con creces María y Manuel, su inmensa complicidad al mirarse y la interminable lista de momentos inolvidables de su gran día.
Por ejemplo, fue realmente bonito ver a Manuel emocionarse con la llegada de María a la catedral. No solo se emocionó él, también los invitados soltaron alguna lagrimilla en la entrada. Hubo más lágrimas en el restaurante, con la proyección de unos emotivos videos, recordando los momentos difíciles que hicieron más fuertes a los protagonistas y dando espacio a los seres queridos que tanto se echan de menos.
Pero además de lágrimas hubo risas. Muchas. Cuando al cortar la tarta se cayeron los muñequitos de los novios al suelo. Cuando María lanzó el ramo y se oían los gritos de las solteras peleando e indicando la dirección a la que tenía que apuntar. Cuando les regalaron a los tíos de María sendas pelucas rubia y morena en mitad del baile animando la fiesta, o cuando mantearon a los novios por sorpresa.
Y además, como si fuera un regalo durante unos minutos, tuvimos un cielo absolutamente bellísimo que nos acompañó al final de la comida y que también aprovechamos para plasmarlo en estas fotos. Este es el resumen del gran día de María y Manuel:
María y Manuel. 07 de marzo de 2020.
Ceremonia: Catedral de La Seo
Celebración: Restaurante Aura, Zaragoza
Fotografías: Beatriz Pitarch
Segunda fotógrafa: Silvia Peña