Era imposible no afrontar esta boda con una ilusión especial. Dani es el hermano de Miguel, a quien había fotografiado su boda en 2018. Miriam, la mujer de Miguel y una mamá admirable a la que tengo muchísimo cariño, se iba a encargar de peinar y maquillar a la novia en su propia peluquería. Y por ahí iban a estar rondando algunos invitados que conocía de otras bodas y a los que me hacía mucha ilusión volver a ver, como por ejemplo Fran y Eva.

Así que, a pesar de haber tenido que enfrentarse a una situación tan complicada como la de este año para organizar un enlace, decidieron seguir adelante y celebrar sus 9 años de amor en una boda preciosa. Y fue increíble su actitud ante las dificultades. Que solo pueden ser 50 invitados, pues se explica y se adapta el salón. Que hay que llevar la mascarilla en algunos momentos, pues se hace a juego con el vestido o el traje de novio. Que cambian las normas y restricciones sobre la marcha, pues se organiza. No había nada capaz de estropear su gran día. Y precisamente eso, su actitud, es lo que me fascinó en esta boda.

Los novios disfrutaron e hicieron disfrutar a todos. Hubo muchos regalos, detalles y sorpresas recíprocas, de los novios a los invitados y viceversa. Hubo una conexión preciosa por parte de Ana y sus dos grandes amigas, Tamara y Sonia, que hicieron de damas de honor. Hubo unos discursos tan emotivos en la ceremonia como para tener que parar a tomar aire antes de seguir hablando, hubo jotas por sorpresa y, sobre todo, hubo amor del bueno. Del que me encanta fotografiar porque se nota en todos los gestos. Este es el resumen en fotos del gran día de Dani y Ana:

Ana y Dani. 26 Septiembre 2020

Ceremonia y celebración: Castillo Bonavía, Zaragoza

Fotografías: Beatriz Pitarch

Video: El Prendido